Resumen de Richard Feynman

Richard Feynman



fue un físico teórico estadounidense conocido por su trabajo en la formulación mediante las integrales de camino de la mecánica cuántica, la teoría de la electrodinámica cuántica y la física de la superfluidez del helio líquido subenfriado, así como en la física de partículas para el que propuso el modelo Partón. Por sus contribuciones al desarrollo de la electrodinámica cuántica, Feynman, en forma conjunta con Julian Schwinger y Sin-Itiro Tomonaga, recibió el Premio Nobel de Física en 1965. Desarrolló un conjunto de esquemas de representación pictórica ampliamente utilizados para las expresiones matemáticas que rigen el comportamiento de las partículas subatómicas, que más tarde se conocieron como los diagramas de Feynman. Durante su vida, Feynman se convirtió en uno de los científicos más conocidos en el mundo. En una encuesta de 1999 de la revista británica Physics World, de los 130 principales físicos de todo el mundo citados, Feynman fue clasificado como uno de los diez más grandes físicos de todos los tiempos.

Ayudó en el desarrollo de la bomba atómica  durante la Segunda Guerra Mundial y se hizo conocido para un amplio público en la década de 1980 como miembro de la Comisión Rogers, el grupo que investigó el desastre del transbordador espacial Challenger. Además de su trabajo en física teórica, Feynman investigó con pioneros en el campo de la computación cuántica,​ e introdujo el concepto de nanotecnología. Ocupó la cátedra de Richard Chace Tolman en física teórica en el Instituto de Tecnología de California.
(Queens, 11 de mayo de 1918-Los Ángeles, 15 de febrero de 1988) 



Richard Feynman frases

1. El verdadero momento de preocupación

"Cuando estas solucionando  un problema, no tienes que preocuparte.Ahora después de que has resuelto el problema, entonces si es momento de preocuparte"

2. Primer principio

"El primer principio es que uno no se debe engañar así mismo y uno es la persona mas fácil de engañar"

3.  Estudia mucho y de forma desestructurada

"Estudia mucho lo que sea de interés para ti y hazlo de la forma mas indisciplinada, irreverente y original posible"

resumen 
¿que es la ciencia ?


No fui yo quien escogió el tema de esta conferencia: ¿Qué es la ciencia?, fue el Sr. De Rose. Quisiera aclarar que para mi la pregunta: ¿Qué es la ciencia?, no es equivalente a la de: ¿Cómo enseñar la ciencia? Y lo quiero aclarar por dos razones: primero porque en vista de la forma en que comencé esta conferencia, se podría creer que me dispongo a decirles cómo enseñar la ciencia, que no es el caso, ya que ignoro todo sobre los niños. Ya he tenido uno, y por lo tanto yo sé que no es nada. En segundo, porque pienso que hay tanto en esta área, tantos expertos, coloquios y artículos, que la mayoría de ustedes deben padecer de alguna manera u otra, una cierta falta de seguridad. No cesan de reprenderlos, de repetirles que así no es como se enseña, que hay que hacerlo de otra forma. No es mi intención sermonearlos una vez más, ni decirles que ustedes hacen mal su trabajo o cómo mejorarlo.
¿Qué es la ciencia? Todos ustedes saben lo que es; es evidente puesto que la enseñan. ¿Qué más puedo decirles? De hecho, si ustedes lo ignoran, consulten el prefacio del primer manual que tengan a la mano; todos contienen una explicación completa sobre la cuestión. Ahí encontrarán la quinta esencia diluida y deformada de las ideas de Francis Bacon; ideas que en la época, es decir, hace varias siglos, pasaban por el nec plus ultra de la filosofía de la ciencia. Sin embargo, uno de los más grandes experimentadores de la época, William Harvey, decía que la ciencia vista por Bacon no era más que la ciencia del ministro que éste era. Pues Bacon, quien hablaba sin cesar de las observaciones que había que hacer, olvidaba una sola cosa, a pesar de ser ésta esencial: la necesidad de elaborar primero un juicio sobre lo que vale o no la pena de ser observado, sobre aquello a lo que hay que prestar atención.        
La ciencia no es por lo tanto lo que los filósofos han dicho y menos lo que dicen los manuales ¿Qué es entonces? Esta pregunta realmente me la he hecho después de haber estada de acuerdo con el título de la conferencia propuesta por el Sr. De Rose.
Muchos periodistas me han pedido por adelantado un resumen de esta conferencia, pero como la preparé en el último momento, me fue imposible hacerlo. Ya los veo precipitarse hacia las oficinas de redacción para anunciar con grades letras el encabezado: “El profesor Feynman dijo al presidente de la Asociación de Profesores de Ciencia: ¡Usted no es más que un sapo bromista!”.         
En vista de la dificultad del tema y de mi escaso gusto por las explicaciones filosóficas, voy a tratar la cuestión de un modo poco habitual. Voy a decirles cómo aprendí lo que es la ciencia.                       
Lo aprendí cuando era niño; siempre lo he tenido en la sangre y quisiera decirles como sucedió. No vayan a creer que me preparo a decirles como enseñar; en ningún momento ha sido esta mi intención. Solamente quiero explicarles lo qué es la ciencia contándoles como la aprendí.
Un día hice un descubrimiento extraordinario, o al menos así me pareció. Imaginen mi sorpresa. Una tarde me encontraba sentado al lado de dos muchachas y escuchaba su conversación. Una decía: “para hacer una línea recta, aumentas cada vez la misma cantidad. Ves, cuando aumentas lo mismo cada vez, te da una línea recta”. Que bello principio de geometría analítica, me dije. Y a medida que avanzaba la conversación, me asombraba más y más. Pues nunca me había parecido que el cerebro femenino fuese capaz de comprender la geometría analítica. 
Y continuaba: “Si tienes dos líneas que vienen cada una en un sentido, es sencillo saber cuándo se van a cruzar. Por ejemplo, si a la línea que va hacia la derecha le aumentas de uno en uno, y a la que va hacia la izquierda le aumentas de tres en tres, y si al principio había veinte puntos, etc.” ¡Yo estaba boquiabierto; de veras, ella iba a encontrar la intersección! Hasta que me di cuenta que se trataba de un tejido y que ellas estaban explicándose los dibujos de un suéter.        
Aquel día aprendí una cosa: que el cerebro femenino es capaz de comprender la geometría analítica. Quienes pretenden —aunque esto esté en entredicho todos los días— que las mujeres son igualmente capaces de pensar racionalmente que los hombres, puede que no estén tan equivocados. Quizás nuestras dificultades se deben simplemente a que no hemos encontrado todavía la forma de comunicarnos con los cerebros femeninos. Pero cuando esto es posible, siempre hay algo que queda.        
Bueno, regresemos a mis recuerdos de infancia sobre las matemáticas. Una de las primeras cosas que mi padre me enseñó —por cierto no puedo decir exactamente como, ya que más bien me lo hizo sentir— es que la relación entre la longitud de la circunferencia y el diámetro es siempre la misma para todos los círculos, independientemente de su tamaño. En sí no me parecía tan asombroso; pero esta relación poseía propiedades maravillosas. Era un número asombroso, un número obscuro, pi. Para mi espíritu infantil ese número se encontraba rodeado de un misterio que yo percibía mal, era una cosa absolutamente extraordinaria y me puse a buscar por por todas partes. Más tarde, en la escuela, aprendí a escribir fracciones en forma decimal. Y, escribiendo 3 1/8 bajo la forma 3.125 creí reconocer a mi viejo amigo π, la relación circunferencia sobre diámetro. Escribí entonces 3.125 = π. La maestra me corrigió: π = 3.1416



frases que me llamaron la atención. 
1. yo mismo enseño ciencia y mi experiencia, que se limita a la enseñar de la física estudiantes universitarios, me basta para saber que no se como enseñar.

2. Un hombre no sobrevive a su muerte. Cada generación que descubre algo a partir de su propia experiencia debe transmitirlo a las siguientes; pero hay que mantener un delicado equilibrio entre respeto e irrespeto, de tal forma que la especie (que ahora sabe a qué peligro se expone) no imponga de manera tan rígida sus errores a la generación que viene y le transmita su capital de sabiduría… y además, la sabiduría para saber que quizás no es esta la sabiduría.














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